Siento haber tardado tanto en escribir el siguiente, pero es que este fin de semana he ido a ver la película Los juegos del Hambre que por cierto me a encantado y he estado muy liada pero como recompensa lo he hecho un poco más largo que los demás. Espero que os guste.
Mientras subimos
a su casa por el ascensor, me lo quedo mirando por el espejo, y veo que él esta
mirándome por el rabillo del ojo. Me pongo a pensar en que al final no me odia
tanto como creía. Espero que todo salga bien como él dijo, porque si tengo que
irme ahora a casa sola… No, él no dejara que me vaya sola. Y lo que dice a
continuación confirma mis sospechas.
-Hoy vas a tener
que dormir en mi casa. No creo que esos hombres se marchen hasta bien entrada
la noche.
-Si, es verdad,
ahora llamare a mi madre para decirle que me quedo a dormir en casa de una
amiga.
Me mira por primera
vez desde que hemos entrado en el ascensor pero, acto seguido, baja la cabeza.
-Dormirás en la
cama de mi madre ¿Te parece bien? Es que no quiero que duermas pegadita a mi lado,
y como mi madre hoy no vendrá puedes quedarte su cama.
-Si, me parece
bien.
Levanta la cara
y me sonríe. Me fijo en sus ojos, esos ojos que cambian de color y que me
parecen tan especiales. Efectivamente los tiene de otro color. Son negros,
negros como el tizón. ¿Me estoy volviendo loca o es el reflejo de la luz?
Decido pregúntaselo, el tendrá que saber de que color tiene los ojos ¿no?
-Jack.
-¿Si?
-¿De que color
tienes los ojos?
Se mira al
espejo y yo levanto una ceja. ¿Es que no sabe de qué color tiene los ojos?
-Negros ¿Es que
no los ves?
-Si, claro, pero
el otro día…
-El otro día
nada, estas cansada y no piensas bien -me interrumpe, entonces se para el
ascensor-. Mira ya hemos llegado, ahora te vas a descansar un rato ¿vale?
-Pero si yo no tengo
pijama- replico como una niña pequeña-.
Él suspira y me
mira con cara de no poder aguantarme ni un segundo más.
-Yo te dejaré
una camiseta mía y duermes en camiseta –dice, y cuando voy a replicar porque
puedo tener frio se me adelanta-. Y como estamos en verano hace calor, así que
puedes dormir en camiseta.
-Bueno, muchas
gracias por todo.
Entramos en la
casa y esta sonando una canción de Adele que me encanta, Someone like you. Me
extraña mucho que el escuche esta música y antes de que entre a apagarla le
pregunto:
-¿Te gusta esta
canción?
Me mira,
observando mi expresión, pero yo, como siempre, desvelo el otro lado de mis
sentimientos y estoy tan seria que cualquiera diría que he ido a un funeral.
-No, es de mi
madre, se ha dejado encendido su reproductor.
-Ah.
Lo apaga y me da
la camiseta. Me enseña donde esta el cuarto de baño. Entro y me cambio. Me miro
al espejo. No soy muy sexi que digamos. Soy de estatura normal y no estoy gorda
pero tampoco delgada. Las piernas un poco gorditas para mi gusto, suerte que su
camiseta me va un poco grande y me las tapa hasta las rodillas. Tengo el pelo
negro y ondulado, no podía ser ni liso ni rizado, no, tenia que ser ondulado. Hoy
llevo el pelo recogido en una cola de caballo y el flequillo para el lado.
Tengo los ojos marrones. Mi padre siempre dice que son de color miel y mis
amigas marrón clarito con un toque de verde. A mi me gusta que sean marrones, porque
lo único que he querido siempre es ser una chica del montón y, si son
diferentes me hace ser especial.
-¿Ya estas?
Porque el baño no es solo para ti ¿Sabes?
-Si, si, ya
salgo.
Tiro de la
cadena, cojo mi ropa y salgo. Jack esta esperando fuera y cuando salgo me mira
de arriba abajo. Me pongo roja como un tomate.
-¿No ibas a
entrar?-le digo haber si deja de mirarme-.
-Si, claro,
espérate un momento que ahora salgo y te enseño donde esta la habitación de mi
madre.
-Vale.
Pero en vez de
eso me pongo a mirar la casa. Sé que si sale y no me ve se va a alterar mucho,
pero tenía ganas de verla. Lo extraño es que solo hay una cama y es para una
persona. ‘’ ¿Dónde va a dormir el si yo duermo en la cama?’’ pienso. Vuelvo a
donde tenía que esperarle no sea que se enfade de verdad y me eche de su casa y
con esos hombres rondando por aquí no me hace gracia. Aún tardara en salir así
que me dirijo a llamar a mi madre.
-¿Mama?
-Oh Alex eres
tú. Estaba preocupadísima ¿donde estabas?
-Con mis amigas
paseando y ahora me voy a quedar a dormir en casa de una de ellas.
-¿En casa de
quien?
-De una amiga, no la conoces, pero tranquila que estaré bien. Hasta mañana.
-Pero Alex…
Y cuelgo. No
quiero que me moleste así que apago el teléfono. En aquel momento sale Jack que
se ha cambiado y se ha puesto una camiseta con unos pantalones cortos debajo que
creo que si yo no estuviera aquí no se los hubiera puesto.
-Ya estoy. Vamos
te enseñare la habitación.
-Vale. Pero…-Y
me callo porque no creo que sea buena idea preguntarle donde va a dormir él, ya
que me ha dicho que no fuera a mirar su casa-.
-Pero…
-Nada, nada, da
lo mismo.
-No quiero que
me lo digas, por favor.- Y me pone cara del gatito de Shrek.-
-Bueno si te
pones así, me preguntaba que donde dormirías porque como solo hay una cama…
-Ah, no te
preocupes, dormiré en el sofá, duermo allí cada día y por un día más no pasara
nada ¿No?
-¡Sí, claro que
pasa, es tu casa!- digo más fuerte de lo que pretendía.- Dormiré yo en el sofá.
-No.
-No te lo he
preguntado, te he informado que dormiré en el sofá.
Se me queda
mirando serio y entonces sonríe.
-Nadie me había
preguntado antes donde dormiría yo.
Me quedo mirándolo
con los ojos bien abiertos. Pasamos por delante de la habitación pero en vez de
entrar en la habitación me sigue hasta el sofá y nos sentamos juntos. Me cojo
las piernas por las rodillas, apoyo encima la cabeza y espero que me diga algo.
-¿Sabes porque
me han expulsado de tantos institutos?- Muevo la cabeza diciendo ‘’no’’-. Pues
sobretodo por peleas porque mi padre de muy pequeño me decía que era la mejor forma
de arreglar mis problemas, y eso es lo que yo hacia después de que me dejara
solo con mi madre.
-¿Y donde se
fue?
Con el dedo
índice apunta el cielo y entonces se a que se refiere.
-Lo siento, yo
no…
-Tranquila no
pasa nada. ¿Y tú, cual es tu problema?
-Es largo de
explicar y no estoy de humor si eso te lo explico otro día ¿Te parece?
-Claro, otro día
-dice sin estar muy convencido y arrepintiéndose de haberme contado su problema
y que yo no le cuente el mio-.
-¿Tienes un
cigarro?
-¿Fumas?
-Solo cuando
pienso en mi problema y me lo acabas de recordar. ¿Tienes o no?
-Tengo pero no
te voy a dar.
-¿Y entonces? ¿Cómo
lo olvido?
-Podemos ir a
escuchar música –dice después de pensar un buen rato-.
Yo asiento con
la cabeza. Se levanta y yo le sigo alejada de él. Nos sentamos en la cama de su
madre y pone el reproductor. Acabamos tumbados en la cama mientras escuchamos El
error de Maldita Nerea. Se me acaban cerrando los ojos y entro en mi mundo
imaginario.
EWTYKRFYB RGHTYUKRE DIOOOOOS
ResponderEliminarme encantaa nenaa!!
vaa, a por el 8 campeonaa!