domingo, 1 de diciembre de 2013

{ECDP} Capítulo 20: Quédate aquí


Kiara despertó en una cama que no recordaba, sobresaltada por una pesadilla donde Dan se desangraba lentamente y ella no podía hacer más que dedicarse a mirar. Estaba llena de un sudor frío y pegajoso, que le pareció repugnante. Cuando se acostumbró a la oscuridad reconoció su casa del árbol, notó tensos cada uno de los músculos de su cuerpo al intentar levantarse, así que se quedó yaciendo en la cama, ordenando todo lo que le había pasado en esos alborotados días. 

El primer pensamiento, fue que su madre la había traicionado, la había entregado a aquel hombre sin tener antecedentes de quien era. Recordó como Dan había venido a salvarla y que por eso mismo lo habían herido. El monstruo tenía algún lazo con ella que no entendía así que decidió preguntarle después a Nerón. 

Y dejó para el final aquel beso. ¿Qué había significado para ella? Un beso no tenía más importancia que la que quisieras darle aun así no estaba segura de sí… ¿Le quería? Además, había unos días había estado a punto de besar a Byron. Ella no regalaba sus labios porque sí ¿o se estaba engañando a sí misma? 

-¿Cómo te encuentras? –Kiara brincó en la cama al escuchar la voz de Byron desde la puerta. Llevaba un tiempo observándola, apoyado en la pared. 

-Cansada. ¿Está bien? –Byron asintió-. ¿Puedes ayudarme a levantarme? 

Se acercó lentamente a ella con un caminar impropio de él. Ayer, por la mañana, no se había fijado que se había cambiado de atuendo, y ahora lucía un uniforme, que resaltaba sus músculos y no sabía dónde pertenecía, y que su pelo también era distinto, llevaba un peinado que no era habitual en las pocas veces que le había visto. Si antes era atractivo, ahora lo resaltaba mucho más con su aspecto. Kiara le sonrío cuando él se agachó para cogerla de la cintura, aun así Byron no le devolvió la sonrisa. 

-¿Llevas aquí desde ayer? –preguntó Kiara mientras se apoyaba en su hombro. 

-Llevo aquí desde que llegasteis y te mandé a dormir. 

-Pues ayer ¿no? 

-Has dormido cuatro días –dijo sentándome en la cama-. Debes tener hambre. 

Como acto reflejo el estómago de Kiara gruño y al reírse sin querer cayó arrastrando a Byron consigo. Se quedaron tumbados frente con frente hasta que Kiara esbozo una sonrisa y Byron apartó la mirada, cogiendo a Kiara y poniéndola en pie al fin. Ella no se explicaba su comportamiento, desde que lo conoció nunca había sido tan distante con ella. 

La llevó hasta la cocina, donde Dan ya no estaba, y le preparó algo de comer mientras ella se sentaba cómodamente en la silla. No supo decir que le había preparado de almuerzo, pero tampoco pensó en preguntar ya que su estómago no tenía la menor intención de esperar. 

-¿Dónde está Dan? Que yo recuerde solo hay una cama –dijo dándose cuenta de que ninguno de los dos habría podido dormir cómodamente y que ella había ocupado la única cama. 

-Hay dos –respondió Byron sin darle mayor importancia-, Dan duerme en el sofá-cama. 

-¿Y tú? 

-Contigo. 

-¿¡Qué?! ¿Cómo que has dormido conmigo? –dijo alterada, en el mismo instante en que lo dijo se recrimino mentalmente. Era una egoísta, él había cuidado de ambos y tenía derecho a dormir en la misma cama que ella. 

-Tranquilízate –contestó Byron sonriendo-. Los dos primeros días me quede en un sillón al lado de Dan y cuando vi que él se recuperaba, traslade el sillón a tu lado, porque no hacías más que gritar en sueños, no te despertabas y tenía miedo que te ocurriera algo. Te daba la mano de vez en cuando, aunque tú no parabas de llamar a Dan. Supongo que ahora que estás despierta, podré ir a mí casa a descansar un rato. 

Se sintió mal de nuevo, él la había cuidado a pesar de todo y a ella solo se le ocurría gritarle. Byron se dio la vuelta alejándose y al abrir la puerta entró un aire gélido y solitario. 

-No, quédate aquí. Conmigo.


Nicolás estaba preocupado, y mucho. Quería a Melody y a estas alturas nada les separaría, pero odiaba verla sufrir de ese modo. No sabía que decirle para tranquilizarla, todo lo que le había contado llevaba a lo mismo. La sangre cuando se despertó, desnuda, la ropa hecha girones… todo indicaba que había matado a alguien pero él se negaba a creerlo.

No sabía si era por temor, por egoísmo o porque la veía incapaz de hacer algo así. Melody se había puesto la armadura, junto con el yelmo, y daba vueltas por la habitación como un ave enjaulada. Necesitaba sacarla de allí y hacerle olvidar el problema, porque según había informado Aura, se avecinaba una guerra y tendrían que partir hacía Ulkia, el único reino aparte del suyo que no había sido invadido por los conjuros de Edric.

Los rumores sobre él ya se extendían por toda la ciudad y el miedo acechaba tras las esquinas. Nadie estaba a salvo y Nicolás lo sabía mejor que nadie. Él, desafortunadamente, había vivido el final de la última guerra entre pueblos y no fue agradable. Ahora era una guerra entre reinos y no quería imaginarse lo que les esperaba.

2 comentarios:

  1. Me encanta!!!!!
    Por si no te as dado cuenta soy una nueva lectora de tu blog y...
    Estoy impresionada por tu trabajo
    Espero el sigiente rapido!!!!

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    1. Muchas gracias! Aunque has salido como anónima y no se quien eres, aun así aprecio tu comentario es lo que da vida al blog!
      Besos

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