{ECDP} Capítulo 7: Suspiros

Byron miraba desde arriba a aquella muchacha tan bella que cantaba al lado del rio. Su pelo rubio se confundía con los tristes claros que se escondían detrás de las montañas. Oscurecía y nada era peor que quedarse sola de noche, pero la joven no parecía asustada, ni ignorante, más bien consideraba que sabía lo que hacía. Se giró mirando que nadie a sus espaldas la viera y se lanzó al rio quitándose la ropa restante con un ágil movimiento. Byron consternado giro la cabeza.

Oyó un ruido y no pudo evitar girarse, la luna estaba saliendo y la chica salió saltando. Byron suspiro y decidió no hacer su trabajo aquella noche.

-Matar sirenas no era sano para la mentalidad - pensó, además aquella muchacha era realmente bella.

Habían rumores de que las sirenas tenían que beber sangre de humanos para sobrevivir, pero también había habido ese rumor en la Tierra sobre unos seres inmortales años atrás según le había contado Dan y nadie había visto a ninguno que hiciera tal cosa.

A Byron le pudo la curiosidad y bajó del árbol desde donde veía a la chica peinarse su pelo rubio. Unos metros más cerca vio que sus manos solo tenían tres dedos, su pelo era una dulce capa de agua dorada y sus cejas eran pequeñas piedras. Nunca había visto a ninguna así, todas se parecían más a los humanos.

La chica fijó sus ojos en él y le hizo un gesto para que se acercara. Byron hipnotizado se aproximó y ella con una suave sonrisa le tocó el pelo.

-¿Cómo te llamas? -preguntó aplacada por su cara de niño.

-Byron -contestó él, sumiso.

La sirena abrió los ojos asombrada y se esfumó.

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Dan observó a Kiara mientras reía, tenía miedo de cómo reaccionaría cuando le dijera que tenía que venir con él. Se la veía tan feliz… y no era la única porque Nadine se llevaba genial con ella. Parecía que él estuviera de relleno, porque no se habían dirigido a él en todo el rato.

-¡Dan! -gritó Nadine por encima de sus pensamientos.

-Déjalo, está tranquilo -contestó Kiara riendo.

-Que va -dijo Nadine haciendo un deje con la mano-. Lo que pasa es que esta embobado contigo -Kiara agacho la cabeza sonrojada.

-Lo que pasa es que tú eres una bocazas -dijo Dan suspirando-. Sabes que la que me gustas eres tú.

-Claro, claro -dijo ella riendo-. Yo también te quiero grandullón.

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Nicolás daba vueltas delante de la tienda de Melody, hacia una hora que no había vuelto. A lo lejos la vio llegar, con el pelo mojado cayéndole por la espalda y un trapo sucio delante de su cuerpo, eso quería decir que iba desnuda. Suspiro dándose un golpe en la cabeza con la mano. Se acercó corriendo a ella, se puso detrás y la empujo hasta su tienda.

-¡Quiero ir a mi tienda! -gritó ella, no lo demasiado alto para que la oyeran, aun así le tapó la boca.

-Alguien del campamento te habrá oído, si vas a tu tienda y después no sales sospecharan. Una chica como tú no pasa desapercibida.

-Está bien, déjame ropa por favor.

Nicolás le dio una camiseta larga y unos calzones que ella no dudo en ponerse cuando él se giró. Sabía que esa noche tenían que dormir juntos y eso lo haría más complicado para él. Sentía algo más que una gran devoción por ella y lo había demostrado sin cesar.

-Compartiremos cama ¿verdad? -dijo ella.

-Como desees, siempre puedo dormir en el suelo -contesto él sin mirarla. Estaba al corriente de que ella le daba las gracias por no preguntarle donde había estado y le dejaría descansar a su lado.

-¿¡Cómo vas a dormir en el suelo!? - repuso ella con una mueca. Así que él se quitó la pesada armadura la dejó a un lado y se estiro en la pequeña cama. Ella le siguió poco después y en vez de dejar un espacio notable entre ellos, coloco su cabeza encima de su hombro. Estaba cansada y no tardo nada en dormirse, así que Nicolás le acarició el pelo.

-Te quiero -susurró mientras cerraba los ojos.